Como ocurre en cualquier otro ámbito de nuestra existencia, el cambio climático originado por el calentamiento global tiene también efectos asociados a la lucha biológica y el control de plagas en el mundo de los cítricos. Una cuestión a la que es necesario estar muy atentos para que la producción, tanto en cantidad como en calidad, no se vea afectada. 

 “El aumento global de las temperaturas está afectando directamente a las poblaciones de plagas agrícolas, en nuestro caso en la citricultura, tanto a la densidad como al periodo de tiempo de su actividad. Esto es debido a la realidad de veranos más largos y calurosos e inviernos templados prácticamente sin heladas. Lo que conlleva a favorecer el crecimiento de los hongos, plagas y enfermedades”, explica Ignacio Gil, director de Explotaciones Agrarias de Grupo GAMBÍN.

 “El cambio del ecosistema está permitiendo que existan plagas que estén alcanzando altos niveles de población dificultando el control de los umbrales económicos de daños. Esto supone un desafío para nuestro staff de técnicos Grupo GAMBÍN, donde desarrollamos programas agrícolas sostenibles, basados en el manejo integrado de plagas, mediante la mejora de tiempos en respuesta a la continua evolución de las plagas”, explica. “Es muy importante la identificación de los ciclos de vida de las plagas y enfermedades para poder realizar prácticas preventivas de lucha biológica, con el objetivo de poder anticiparnos para romper estos ciclos de vida”, añade. 

 “En las fincas de Grupo GAMBÍN se planifica un control integral de plagas basado en el monitoreo y supervisión firme de la presencia de plagas y enfermedades controlando en todo momento los % de los umbrales económicos de daños”, asegura. De este modo, se contrarrestan los efectos del cambio climático y se vela por la continuidad de la provisión de cítricos en la cantidad demandada y calidad adecuada a los mercados.