No es ningún secreto que tecnología tiene hoy en día un papel fundamental en materia de innovación agrícola. Un ámbito que ha permitido a las empresas del sector adaptar sus procesos para así mejorar la eficiencia y ser competitivos de cara al futuro. Algo que, si bien hace unos años era una elección que daba una clara ventaja en términos de diferenciación, actualmente es prácticamente una obligación para adaptarse a los requisitos legales y especificaciones que demandan los mercados.  

La agrotecnología es el campo donde se estudia la tecnología aplicada a la agricultura, dotando de una infraestructura física y lógica que ayude al agricultor a mejorar sus procesos. ¿Cómo? Obteniendo un retorno de la inversión (ROI) a corto-medio plazo a través del seguimiento de una línea estratégica de cara a la innovación que permita ir un paso por delante de sus competidores. 

El uso de drones para el seguimiento del cultivo, sensores remotos para agricultura de precisión, sistemas de geoposicionamiento para favorecer la localización, la mejora en las comunicaciones así como el avance en energías renovables son innovaciones que nos permiten avanzar en materia de innovación. Algo que sumado al interés de empresas tecnológicas en el desarrollo software para la agricultura con el uso de técnicas como ‘Big Data’ o ‘Machine Learning’ conlleva a la consolidación de Agricultura 4.0. 

El incremento de medidas en seguridad alimentaria, el pronóstico de aumento de población, la escasez de agua o el cambio climático, son factores de gran importancia que hacen necesaria esta línea de avance tecnológico. Algo en lo que GAMBÍN no deja de tener la mirada puesta, realizando los desarrollos internos y la implementación de herramientas ya existentes adaptadas a sus particularidades y necesidades de producción.