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Juan Díaz, 'señor presidente'
  • 11 septiembre 2019

Su nombre real es Juan Díaz, pero se le conoce general y cariñosamente como “Juanito Realejo”. Así le llama todo el mundo dentro de GAMBÍN Canarias, empresa en la que es pieza fundamental como parte del equipo comercial desde hace seis años en la isla de Tenerife, al que llegó avalado por una dilatada trayectoria en el sector de la distribución de frutas y hortalizas. Porque además de su profesión, demuestra día a día su pasión en otra disciplina, en este caso deportiva: el balonmano. Empezó a practicarlo a los 12 años emulando a su hermana. Desde entonces, ha sido jugador, entrenador y, en la actualidad, presidente del Club Balonmano Realejos, cargo desde el que vela por el buen funcionamiento de una estructura que conforman los casi 200 niños que integran las diferentes categorías del club. No es raro por tanto que también muchos se dirijan a él como “Señor Presidente”

–¿Qué ha sido para ti más difícil: la faceta de jugador, técnico o la de presidente del club?

–Sin duda ser presidente del club, por el sentido de responsabilidad hacia esos 200 niños integrantes del mismo y a sus familias, que con ilusión y sacrificio facilitan la práctica de este deporte del balonmano.

–¿Qué encuentras de positivo ejercer como presidente de un club deportivo?

–Ejercer de presidente del Club Balonmano Realejos es 100% vocacional. No está retribuido y no tiene un horario delimitado, por lo que ante estas circunstancias se dificulta mucho la aparición de candidatos a la presidencia.

–¿Cómo ha evolucionado el balonmano en lo últimos años?

–Igual que en la mayoría de los deportes, se ha evolucionado en el aspecto técnico, físico y sobre todo en el plano de organización y estrategia de juego de equipo. Si hacemos un símil con la evolución en el mundo de la empresa estaríamos hablando de evolución de aspectos muy parecidos: profesionalidad, especialización y, cómo no, capacidad para el trabajo en equipo.

–¿Qué valores te aporta el balonmano para el ejercicio de tu actividad profesional?

–No siempre he sido consciente del verdadero aporte de valor que me ha dado practicar y estar relacionado con el desarrollo deportivo. Hoy puedo decir que deporte y trabajo se complementan en perfecta armonía en mi día a día, donde ambas actividades comparten esfuerzo persona, ilusión, relaciones sociales y sobre todo crecimiento personal.

–¿Qué enseñas a los niños de tu experiencia deportiva y personal? 

–La enseñanza a los niños y mi pasión por el balonmano son la razón por la que pertenezco y dedico mi tiempo personal a este club. Todos estos “pequeños jugadores” son como los clientes con los que trabajo: necesitan satisfacer sus necesidades, saber que se les está haciendo seguimiento y que las expectativas y confianza depositada en nosotros no van a fallar.

–¿Qué exiges a los niños que se incorporan al club?

–Lo mismo que siempre me han pedido a mí y que sigo aplicando en mi vida personal y profesional: disciplina, auto-exigencia, ser detallista, fomentar la relación tanto familiar como de equipo y ser constante y tenaz.

–¿Qué valores en común encuentras en GAMBÍN y tu responsabilidad en el club?

–¡Muchísimos, sin duda! Entre ellos destacaría la pasión por lo que hago, el detalle en las cosas, el esfuerzo constante, la orientación al resultado y el sentido de equipo.    

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