“En Frutas Cruz Santa compartimos con GAMBÍN los valores y la orientación al cliente”
Cuatro décadas han pasado desde que la localidad de Los Realejos, situada en el norte de Tenerife, viera abrir las puertas de la que hoy es un referente en la distribución de frutas y verduras en toda la isla. Trabajo, tesón, esfuerzo y continua orientación al cliente están detrás de su éxito. Una receta sencilla de escribir sobre el papel, pero difícil de ejecutar de manera continuada en el tiempo. Algo que Frutas Cruz Santa consigue día tras día. Un logro que en la actualidad tiene un nombre propio: Antonio Sanabria. Nacido hace 37 años en el mismo barrio que da nombre a la empresa, representa a la segunda generación del negocio. Pintor y músico de vocación, es el artífice de que la continuidad de la saga familiar sea una realidad. Con idéntico mimo y dedicación que si esbozara trazos sobre un lienzo o interpretara una partitura, consigue que a diario su mercancía componga la mejor melodía o firme el mejor cuadro para sus clientes.
–¿Cómo fueron los comienzos de Frutas Cruz Santa?
–Pues todo comenzó hace 40 años. Tres socios, entre ellos mi padre, tenían la ilusión y el reto de dejar de ser empleados de un almacén de fruta para convertirse en empresarios. Sólo tenían una receta para el éxito: trabajo y más trabajo. La orientación de servicio, los productos de calidad, riesgos controlados y un crecimiento hostelero constante en el área de Puerto de la Cruz hicieron el resto.
–¿Cómo fueron tus inicios en el negocio familiar?
–Personalmente llevo 15 años en la empresa haciendo de todo. He pasado por todos los puestos, lo que me ha permitido conocer en profundidad el funcionamiento de la empresa. Al terminar mis estudios universitarios entendí que llevaba toda mi vida construyendo, sin darme cuenta, lo que hoy es una de mis dos pasiones: el negocio, que se una a la de la familia. No tengo conciencia desde mi infancia de estar rodeado de otra cosa que no fuera un almacén, con sus cajas de fruta, carretillas, la cámara de frio y las furgonetas de reparto.
–¿Quién ha sido tu referente en la empresa?
–Mi padre Antonio. Él ha sido el responsable de que hoy me dedique en cuerpo y alma a esta profesión. Él ha sabido ir rodeándome desde mis comienzos de las personas que me han trasmitido conocimiento y saber hacer. Por suerte, gran parte de ellos todavía forman parte de esta empresa “familiar”.
–¿Qué perdura hoy del Frutas Cruz Santa de los inicios?
–Creo que todo. Su filosofía, su forma de entender y hacer el negocio. Además, cuento con la ayuda desinteresada de mi padre para marcarme el camino cuando las cosas se desvían de su esencia. Este negocio no se concibe sin una dedicación adictiva. Por el almacén siguen a diario haciendo parada las mismas personas que desde hace 40 años vieron nacer el negocio en el barrio. Ellos forman parte de esta familia y nos demuestran que la forma de recorrer el camino ha sido la apropiada.
–¿Cuáles son las claves de este “saber hacer” que se mantiene en la empresa?
–La principal es fidelizar a los clientes a través de la vocación y capacidad de servicio, de transparencia y honradez en la forma de ejercer la actividad. No hay que olvidar tampoco mantener la unidad de un equipo fiel e implicado con la empresa, además de buscar un producto adecuado a la necesidad de cada cliente. La orientación de calidad de servicio por igual a toda la cartera de clientes, unido a la polivalencia y especialización de la cartera de productos de frutas y verduras terminan de completar la receta.
–¿Cómo se está realizando la transición generacional?
–Como ocurre en cualquier familia: aprendiendo y esperando a que llegue el momento en donde uno de manera casi natural inicia la toma de decisiones.En nuestro caso concreto, desde hace cinco años las decisiones y los resultados han ido dando pie a un mayor protagonismo de mi figura profesional, pero siempre tiro de fondo de armario cuando el problema lo requiere.
–¿Qué supone para Frutas Cruz Santa contar con un proveedor como Gambin?
–Se ha construido una buena relación comercial, transparente y de compromiso entre las dos sociedades. Sentimos admiración y respeto mutuo. Nuestros valores antes comentados tienen continuidad en el trato con todo el equipo humano de GAMBÍN. Tenemos conciencia de ser aliados y colaboradores en el crecimiento común como empresas dentro de este mercado tan competitivo.