A pesar de que la agricultura ha evolucionado a pasos agigantados en las últimas décadas permitiendo ampliar las ventanas de recolección, la fruta sigue estando sujeta a las normas de la madre naturaleza. Un producto sobre el que rigen el calendario, la climatología y la zona en la que se encuentra. Algo de especial incidencia sobre todo en los cítricos, cuya necesidad de ser cultivados en grandes extensiones de terreno y a cielo abierto impide el control artificial de otras frutas cultivadas en invernadero. 

El mes de junio marca el final de la recolección de naranjas españolas, momento en el que para disfrutar de este adorado y refrescante cítrico durante la época estival habría que recurrir a la importación desde países del hemisferio sur, inmersos en plena campaña, u otras latitudes. Algo que, sin embargo, no siempre asegura una buena calidad del producto.

Conservación de la naranja en frío

Desde hace décadas, GAMBÍN es un fiable y continuo proveedor de cítricos a sus mercados durante todo el año. ¿El motivo? Su profundo conocimiento y constante desarrollo de nuevas tecnologías y procedimientos, los cuales le permiten la conservación de la naranja en frío para servirlas en su punto justo para ser disfrutadas por el consumidor final. 

Un saber hacer perfeccionado durante años por las tres generaciones de GAMBÍN, al que se une la capacidad de almacenamiento y frío industrial posibles gracias a los 18.000 m2 de superficie de los que gozan sus instalaciones. 

La naranja Valencia Late no faltará por lo tanto a su cita con los consumidores de toda España y Europa durante los próximos meses gracias a un meticuloso proceso que contempla la elección del momento justo para su recolección, un adecuado tratamiento postcosecha conforme a las normativas en materia de sanidad y salud pública, el perfecto acondicionamiento del almacén y cámaras frigoríficas, así como un completo y experimentado equipo humano multidisciplinar que conoce y domina al detalle todos los factores para la conservación de la naranja en frío.