Polonia experimenta la “fiebre GAMBÍN“
Sus ciudades y regiones forman parte del imaginario popular por su protagonismo en la historia universal. Tanto en siglos pasados como en décadas recientes, sus reyes, militares, políticos, personalidades y ciudadanos de a pie han protagonizado algunos de los episodios más destacables para la humanidad. Muchos de ellos gloriosos, otros de infausto recuerdo y vergonzantes para el mundo en su totalidad.
Superados aunque no olvidados, Polonia ha experimentado un vertiginoso desarrollo en las dos últimas décadas. Un camino que comenzó en 1989, cuando tras una serie de de cambios sociales, económicos y políticos se desembocó en la firma del Convenio sobre Comercio y Cooperación Económica entre el país y la Comunidad Económica Europea. Su puerta de entrada, el 1 de mayo de 2004, como miembro de pleno derecho a la Unión Europea.
Desde entonces, no ha hecho más que crecer. Económica y socialmente. Los últimos datos hechos públicos por Eurostat destacan a Polonia como el territorio cuyo Producto Interior Bruto (PIB) más crece de todo el continente. Un 1,3% en el último trimestre, que alcanza el 4% en términos interanuales.
Consecuencia de ello, en sus calles se respira la motivación constante y las ganas de vivir. De abrirse al mundo brindando sus excelencias al mismo tiempo que muestra una total predisposición por recibir las de otros lugares. Y entre ellas se encuentra GAMBÍN.
Los principales mercados a lo largo y ancho de la geografía polaca colocan a nuestros cítricos en un lugar preferencial. Las naranjas, limones y mandarinas GAMBÍN evocan a los consumidores la esencia mediterránea. La calidez del ambiente, el dulzor del espíritu, la jovialidad de las gentes y el sabor fresco de frutas que sólo son posibles en nuestras latitudes. Pero no basta con eso. El comprador de Polonia sabe diferenciar la calidad y es consciente de que no basta solamente con unas magníficas condiciones para conseguir un producto destacado. Una selección pormenorizada, un tratamiento de la fruta excelente, un transporte cuidadoso y eficiente tanto en tiempo como en forma, y una presentación de la mercancía a la altura de la materia prima son factores indispensables para cumplir con sus expectativas. Algo en lo que GAMBÍN nunca falla, proporcionando cítricos los más altos estándares de manera constante.
Mercados como Varsovia, Gdansk, Breslavia, Cracóvia, Katowice o Bydgoszcz son conscientes de ello. Por eso los distribuidores de GAMBÍN han forjado con la empresa una relación especial, en la que el conocimiento mutuo, la confianza inquebrantable y el intercambio de información constante ha posicionado a nuestra marca como una referencia en fruterías, supermercados, restaurantes y tiendas gourmet que sólo confían en productos premium tras un pormenorizado examen de selección y control.
GAMBÍN ama a Polonia y Polonia ama a GAMBÍN. Una relación de pasión, respeto por el modo de hacer las cosas y reconocimiento mutuo iniciada ya hace más de una década pero que no ha hecho más que empezar.