“En GAMBÍN mejoramos la calidad de la fruta que recibe el cliente a través de la selección”
Se le iluminan los ojos cuando habla de GAMBÍN. No es para menos. Carolina –Carol, como la conoce todo el mundo en la empresa– no sólo lleva el apellido en su sangre, sino que además se ha forjado tanto profesional como personalmente en la planta de Cox. Su bagaje y profundo conocimiento del mundo de la fruta la han llevado hasta la supervisión de la línea de envasado, donde junto a su equipo se encarga de seleccionar la calidad óptima demandada por cada cliente.
- Se puede decir que tu vida está totalmente ligada a la empresa GAMBÍN…
Sin duda. Empecé hace más de 20 años en lo que conocíamos como zona de mercado nacional, haciendo labores de pesaje. A partir de ahí hice prácticamente de todo, aprendiendo al mismo tiempo. Me fui involucrando cada vez más en la zona de cítrico y ahí me quedé, evolucionando personal y profesionalmente al mismo ritmo que lo ha hecho la empresa.
- ¿Cómo era la línea de envasado entonces y cómo es ahora?
En aquella época el trabajo de envasado era muy básico. Confeccionábamos un único formato de caja, o graneles. No había tanta variedad de confección como hay ahora. Por entonces aprendíamos a empaquetar en nuevos formatos porque alguien nos pedía algo en concreto. Había ya un componente muy importante en la adaptación y a evolucionar hacia lo que el cliente quería.
- Y eso sigue siendo así ahora, ¿cierto?
Sí, por supuesto. Nos pensamos que todo está inventado, pero no es así. Siempre surgen posibilidades nuevas y es necesario buscar la forma de adaptarse a lo que el cliente solicita. Eso GAMBÍN lo consigue a la perfección. No por casualidad se trata de uno de nuestros rasgos identitarios y el motivo principal por el que la mayoría de los clientes nos eligen.
- ¿Y cómo se consigue?
Se consigue conjugando múltiples factores. Al conocimiento, al trabajo y a que todos y cada uno de los componentes de la gran familia que es GAMBÍN tenemos un gen claramente enfocado a que hay que satisfacer al cliente. Todos y cada uno de nosotros sabemos que es el que manda y que estamos aquí para servirle. Es algo en lo que está toda la compañía totalmente implicada, desde los directivos a los mandos intermedios pasando por los operarios.
- ¿Cuál es tu función principal como supervisora de línea de envasado?
Mi tarea fundamental es asegurarme de que cumplimos con el plan que establecemos en las reuniones diarias y en las que programamos el trabajo de cada jornada, siempre teniendo en cuenta las variaciones que se pueden dar, porque nunca está al 100% cerrado. Hay que tener en cuenta que trabajamos con el campo y todos los factores que lo rodean, que en cualquier momento pueden entrar en juego y comprometer nuestra labor. Pero nos empleamos al máximo para que surjan los mínimos imprevistos posibles.
- ¿Condiciona mucho esto el trabajo?
Por supuesto. No es un producto fabricado en serie. Piensas que vas a recibir un tipo de producto y en unas cantidades determinadas de una manera controlada pero siempre tiene una desviación. A veces es pequeña y otras veces, debido a condicionantes externos, es muy grande. Pero siempre nos esforzamos para que surjan los mínimos imprevistos posibles o para poder adaptarnos a ellos de la forma idónea con el objetivo de cumplir siempre con las peticiones de nuestros clientes.
- ¿Cómo se organiza tu departamento?
Mi departamento está formado por un equipo de personas que controla la línea, el envasado y proporciona las consignas para que se haga en cada momento lo establecido en el plan de producción o en función de las variaciones que puedan surgir. En total somos unas 68 personas por turno de trabajo. Entre ellas, hay cuatro controladoras de cajoneras y dos jefas de línea, que van marcando el ritmo de producción, ejecutando modificaciones de pedidos, etcétera. Todo consensuado con el equipo comercial. Nunca tomamos una decisión que afecte al cliente sin consensuarla antes.
- ¿Cómo ha evolucionado tu tarea con respecto a tus inicios en GAMBÍN?
Se podría decir que en la actualidad tiene poco que ver con los inicios. Un cambio importante, sin duda alguna, fue la introducción de una máquina selectora que a través de unos patrones permite con solo un pase de fruta seleccionar las calidades deseadas, en función a parámetros como color, dimensiones, etcétera. A través de unas cámaras –que hacen unos 50 fotogramas por segundo– y conforme a los valores marcados, descarta hacia un lado o hacia otro. Todo eso se hace en un solo “pase”, como lo denominamos internamente, con lo que mejoramos muchísimo la vida y calidad de la fruta, que no sufre ni ve alterada sus condiciones.
- Se trata de una evolución muy importante y de tipo tecnológico…
Sí, pero la evolución ha sido de todo el sector. No puede evolucionar solo la planta y el campo quedarse atrás. Ahora ya conocemos cómo definir las necesidades que tenemos y sabemos pedírselas al campo. Antes comprábamos una finca y prácticamente se realizaba el corte de la finca entera. Ahora ya sabemos pedir lo que necesitamos y el equipo de campo sabe a la perfección lo que tiene que cortar, reduciendo los tiempos y siendo más eficientes.
- ¿Cómo se consigue mantener una posición relevante en el mercado durante el tiempo?
Hay que poner el máximo en cada caja. En mantener al cliente. Es él quien manda. Nos adaptamos a los clientes y a los mercados en cada momento. Es un trabajo de equipo, en el que todos estamos concienciados para realizar la mejor labor ahora y para seguir en el futuro ofreciendo calidad y seguridad.
- “Trabajo” y “equipo” se repiten constantemente en tus respuestas.
¡Por supuesto! Trabajo con gente que está conmigo desde hace muchísimos años, casi una década. Eso es importantísimo. Les transmito en todo momento lo que significa la empresa para que tengan claro en cada momento la fruta que hay que poner en cada caja. Nuestro deber es hacer que la fruta sea buenísima, mejorando lo que recibe el cliente a través de la selección. Los equipos son fundamentales.
- ¿Qué significa GAMBÍN para ti?
¡Todo! Yo me he hecho aquí. Empecé siendo prácticamente una niña. He pasado los peores momentos y ahora estoy en los mejores. Me produce una gran satisfacción ver dónde estamos y hacia dónde vamos como empresa, así como las perspectivas que tenemos de cambiar las cosas en el sector. Ha habido mucho trabajo detrás de nuestra posición actual. Hemos estado trabajando durante mucho tiempo para un gran número de clientes ubicados en los más distintos lugares, poniéndonos a su disposición, dándoles lo que solicitaban…. Esto no se construye de un día para otro. No es que un día nos hayan comprado una caja de limones que les haya gustado y ya está. Es una labor de día a día, de minuto a minuto. Miro atrás y me enorgullece ver dónde estamos, lo que hemos conseguido.