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La gestión presupuestaria en la empresa agraria y hortofrutícola
  • 10 agosto 2022

La toma de cualquier decisión en la empresa es el resultado de un proceso de análisis previo en el que en participan múltiples variables, algo a lo que no es ajeno al sector agrario y hortofrutícola. Una de las variables que condiciona en buena medida la toma de decisiones es la capacidad económica, entendida como los recursos de que disponemos tanto para afrontar nuevas inversiones o proyectos como para gestionar los ya existentes.
 
Las decisiones y la vida diaria en la empresa no pueden ser improvisadas, sino que deben desarrollarse bajo unas líneas previamente trazadas, algo que en Grupo GAMBÍN cumplimos al detalle. La manera de trazar las líneas en términos de capacidad económica es la elaboración y seguimiento de un presupuesto.
 
La elaboración de un presupuesto consiste en plasmar, en un documento, los recursos máximos disponibles para la gestión del negocio y requiere del estudio de varios aspectos tales como el histórico de la empresa, las condiciones previstas del mercado, la fuerza de ventas, la capacidad productiva, nuestra infraestructura y la organización de nuestro capital humano. El documento nos debe acompañar como referencia en nuestras decisiones y éstas serán tanto más acertadas cuanto mejor se hayan evaluado los aspectos mencionados anteriormente y más ajustado haya estado el presupuesto a la realidad.
 
Pudiera pensarse que funcionar bajo el paraguas del presupuesto es una manera de limitar y controlar a los gestores de recursos. Desde ese punto de vista negativo la idea de un presupuesto no resulta muy atractiva. Sin embargo, cambiando de óptica y en busca de su utilidad, podríamos decir que funcionar bajo el paraguas del presupuesto es una manera de informar y valorar a los gestores de recursos, y por extensión al resto de las personas que, sin ser gestores, integran la empresa. Las gestiones basadas en presupuestos son perfectamente medibles y cuantificables. Su cumplimiento, no solo garantiza el beneficio empresarial, sino que además implica la consecución de un objetivo y por tanto la satisfacción en quienes lo desarrollan.
 
Las circunstancias en las que se encuentra actualmente la economía, tanto a nivel global como en nuestro entorno más cercano, no nos permiten dejar la gestión de la empresa sujeta a la improvisación. Considerando esas circunstancias adversas debemos ser capaces de proyectar económicamente la empresa y marcar nosotros el paso en el día a día. Los pasos tendrán desvíos y atajos, pero muy difícil será tener grandes sorpresas.

*Raquel Muñoz es Directora de Control de Gestión en Grupo GAMBÍN

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